miércoles, noviembre 02, 2005

La Invasión Nipona: Terror Amarillo


En los últimos años el cine de terror norteamericano ha caído en la reiteración y la desidia. El cine de horror adolescente viene perdiendo calidad desde el estreno de Scream en 1996, y podríamos decir que en Europa este género prácticamente no existe, a pesar de algún que otro título. Aprovechando este hueco, Japón ha exportado un buen número de títulos, apoyados por el enorme éxito de este género en tierras asiáticas. Desde el estreno de The Ring (El Aro,1998) han sido muchas las películas que se han estrenado en Estados Unidos y Europa.
En todo este éxito un nombre propio destaca sobre el resto, Hideo Nakata, responsable de The Ring (El Aro) y Dark Water (2002) entre otras. Este popular cineasta impulsó con Ringu a todo el género de terror de su país. Con Ringu 2 (1999) volvió a cosechar buenas taquillas.
Otro nombre importante es el de Takashi Shimizu, director de Ju-on y Ju-on 2 (2000), La Maldición (2003), La Maldición 2 (2003) y del decepcionante remake americano de esta prolífica serie, El Grito (2004). Actualmente está preparando una nueva entrega protagonizada por los irascibles fantasmas, Ju-on: The Grudge 3 (2005).
Desde Hong Kong llegaron los hermanos Pang con las dos entregas de The Eye, estrenadas en 2002 y 2004. Queda pendiente de estreno la tercera parte, que ha cosechado críticas desastrosas. Corea del Sur no se quedó atrás y nos presentó en 2003 el film de horror Dos Hermanas. La japonesa Llamada Perdida (2003) de Takashi Miike también ha gozado de cierto éxito comercial. Este director ya nos sorprendió en 2000 con Audition.
El prolífico cine de terror asiático nos ha regalado grandes sustos y ha hecho que volvamos a pasar miedo en el cine. Es de esperar que esta buena racha se prolongue unos años más, si es que quedan cineastas en Japón y no emigran todos a los Estados Unidos para hacer copias de sus propios trabajos.
Paralelamente a este despegue del terror asiático ha surgido un fenómeno que ya no es nuevo en los Estados Unidos, se trata del conocido ejercicio de versionar los éxitos del cine extranjero. The Ring (Aro, 2002) abrió el juego, y su director, Gore Verbinski, consiguió un éxito rotundo. El propio Hideo Nakata dirigió el remake de la secuela, The Ring 2 (El aro 2, 2005). Takashi Shimizu se puso al frente de El Grito (2004), y copió su propia película en un ejercicio ridículo. Dark Water (2005) y The Eye (2006), que será dirigida por Nakata, son las últimas en unirse a esta lista.
- por Manuel Castro -

lunes, octubre 31, 2005

Saludos a todos los amantes del cine de horror...

escena de "JU-ON" (x Takashi Shimizu)
Saludos a todos los amantes del cine de horror de esta parte del mundo (los amantes, no el cine), por fin me he animado a crear un pagina enteramente dedicada a lo que a mi parecer viene siendo desde hace algunos años el mejor cine de terror del mundo: el oriental. Y cuando digo mundo no lo hago como una expresion de la grandeza intrinseca de la escena oriental en este arte, sino como una realidad que aunque dolorosa para algunos amantes de la cultura del norte se ha mostrado cruda y verdadera, pero completamentehermosa para algunos otros como yo. El cine de terror americano, aunque creador de muchos temas que han pasado a ser parte de la cultura clasica de este genero, ha pasado hace mucho a formar parte del cliché y del absurdo. Atras ha quedado ya aquel tipo del genero que ahogaba los gritos y suspendia conmocionados a más de uno que se dejaba atrapar por las garras de esta realidad fantastica, y ahora hemos entrado al reinado (aun crio) del cine de terror oriental. En él encontramos efectos nunca antes utilizados, y no me refiero a los efectos especiales, sino a movimentos de cámara vanguardistas, a atrevidosefectos de sonido, a realidades no exploradas del temor humano, y x encima de todo, a la crudeza que distingue estos filmes unicos en su genero.
Asi, los invito formalmente a acompañarme en este estudio no-oficial, con la unica intencio de fomentar su visualizacion masiva y extensa, para volver a reecontrar aquel perdido terror por lo desconocido, terror que no es tan solo de niños.